Toninas del RÍO ORINOCO
En contraste con otras
actividades humanas que la amenazan, la tonina, o delfín de río, es
protagonista de numerosas leyendas que la ensalzan y protegen a nivel
local. Conocer sus secretos es amarla, por ello aquí te detallamos sus
apasionantes conductas y características únicas que la diferencian por
completo del resto de los delfines.
Biología y costumbres
El nombre científico de Inea de la tonina proviene de la denominación que le daban los aborígenes amazónicos Guarayos a los delfines, en cambio geoffrensis fue nombrado por Geoffrey St. Hilaire, el cual capturó un ejemplar y lo transportó a Portugal como regalo para Napoleón Bonaparte. El nombre vulgar y criollo para nosotros de tonina viene de la palabra castellana “toñina”, que era como los navegantes españoles denominaban a los grandes atunes y a los delfines marinos, creyendo erróneamente que estos entraban del océano Atlántico al río Orinoco.
La tonina es longeva, puede alcanzar los 40 años de edad, es un cetáceo que no vive en grupos familiares como los delfines marinos, ya que los machos adultos viven el mayor tiempo en solitario. Se juntan con las hembras únicamente en la época de apareamiento, aunque existen hipótesis que sugieren que los apareamientos y nacimientos pueden ocurrir también en cualquier época del año. En este período se pueden observar a más de un macho peleándose con otros por copular con las hembras en celo. Estas últimas pueden comenzar a reproducirse cuando llegan a la madurez sexual, a los siete años, los machos la alcanzan un poco más tarde a los nueve años aproximadamente. El intervalo entre partos es de alrededor de cuatro a cinco años, en toninas más viejas hasta de seis a ocho años. Las crías mayores pueden permanecer con el grupo materno hasta los siete años. La gestación dura alrededor de 11 meses, y paren una sola cría, de un tamaño promedio de 75 cm, siete kilogramos de peso y color gris oscuro, la lactancia puede durar hasta el año y medio.
Se pueden observar en los ríos, en la mayoría de los casos, grupos de dos a seis toninas, que serían las hembras con sus crías lactantes y juveniles destetados de años anteriores. Las investigaciones siguen, pero lo que se conoce hoy día es que su ciclo reproductivo es estacional, ocurren los partos a finales de la época de lluvia, pero según investigaciones recientes, también a comienzos y durante la época de sequía, cuando las aguas en los ríos y caños están bajando y luego están en sus niveles más bajos del año. Es decir, que la reproducción ocurre en la época del año cuando existe mayor oferta de alimento, por la alta concentración de peces durante la bajada de aguas de las sabanas y bosques inundados. Esta restricción en los movimientos de los cardúmenes de peces, facilita a las toninas recién paridas comer en abundancia y garantizar una adecuada lactancia a la cría. Las toninas parturientas buscan aguas llanas, someras y remansos con poca corriente. Los sitios propicios para los nacimientos son los caños que atraviesan las sabanas y las comunican con los grandes ríos. Allí cuentan con bosques de galería y árboles caídos dentro del agua, formando las conocidas “caramas” en donde las toninas paren con tranquilidad y se refugian con sus crías recién nacidas. Defienden de manera tenaza a sus cachorros de intrusos, pegan fuertes coletazos sobre la superficie del agua cuando se acerca una embarcación. En este época de nacimientos incluso se aproximan a los bongos que se les acercan, salpicando con sus fuertes aletas caudales a los navegantes, sobre todo al motorista, que va atrás en la embarcación, tratando de ahuyentar a los intrusos.
En el pasado el enemigo que tenían que combatir en la época de nacimientos eran los grandes caimanes o cocodrilos del Orinoco (Crocodylus intermedius), peligro hoy día prácticamente inexistente en la mayoría de los ríos, ya que fue casi extinguido. Pero de un enemigo si deben cuidar muy bien actualmente a sus crías, y es de los caribes o pirañas (Serrasalmus spp). Revisando la literatura antigua, cuando las toninas tenían que compartir su hábitat con los otrora abundantes caimanes de Orinoco, tenemos por ejemplo los relatos de Alexander von Humboldt, de su viaje en 1800 del río Apure al Orinoco y al Brazo Casiquiare: “restableció la calma y el silencio, y al momento se agitaron en la superficie del agua numerosos grandes cetáceos de la familia de los sopladores, semejantes a los delfines de nuestros mares y que los españoles llaman toñina. El cachazudo y perezoso caimán parecía temer la presencia de aquellos seres turbulentos, y le veíamos sumergirse cuando se acercaban a él”.
Durante la época de sequía las toninas están restringidas a los canales principales de los ríos, caños y lagunas profundas. En esta época se pueden observar con mayor facilidad en las desembocaduras de los ríos y caños en donde les es más fácil capturar los peces. En la época de lluvia los peces migran hacia las sabanas inundadas para reproducirse, las tradicionales ribazones o subiendas, buscan también alimentarse en los bosques ribereños y palmares inundados. Las toninas, al seguir los cardúmenes de peces, entran también a estas zonas inundadas, encontrándoseles muchas veces nadando entre los árboles, arbustos y palmeras. Se les puede observar cuando salen a respirar, pues dejan escuchar su característico resoplido, asoman por cortos instantes la cabeza con su melón en la frente y el lomo con su pequeña aleta dorsal, antes de desaparecer de nuevo en las turbias aguas. Interesante es también citar las observaciones que hizo Humboldt de esta curiosa conducta para un delfín de aguas continentales: “en lo más espeso del bosque oímos de repente un ruido singular, y armamos nuestras carabinas, cuando apareció una manada de estos cetáceos, de cuatro pies de largo, que rodearon nuestra embarcación. Aquellos animales estaban ocultos debajo de la rama de un árbol; atravesaban el bosque acuático, y lanzaban al aire los chorros de agua que les han valido en todas las lenguas el nombre de sopladores. Extraño espectáculo ofrecían todos aquellos cetáceos en medio de las tierras, a 300 o 400 millas de la desembocadura del Orinoco y del río Amazonas”. El científico alemán había observado y registrado para la ciencia, la singular conducta de una especie de delfín de río, de merodear en los bosques de tierras inundadas tan lejanas del océano Atlántico, como son las tierras del Orinoco medio, del río Guaviare y del caño Casiquiare, ubicadas no muy lejos del centro del continente Suramericano.
Se alimentan básicamente de peces pero también de pequeñas tortugas y crustáceos. En plena época de sequía venezolana, diciembre-abril, se pueden encontrar en el bajo Apure y en Arismendi estado Barinas, toninas con sus cachorros, en los meandros y lagunas de los antiguos cauces de los ríos, conocidos como “madres viejas”, de los ríos Apure, Arauca, Guanare y Portuguesa, inclusive tan al norte como en el río Cojedes. También encontramos toninas en los ríos Capanaparo, Cinaruco y Meta. En el estado Guárico, en el río Aguaro, en el estado Bolívar en los ríos Caura y en el bajo Caroní, en su desembocadura con el Orinoco, también en la parte baja de los ríos Cuchivero, Soapure y Parguaza. Se llegan a ver inclusive hasta en el Delta Amacuro, en el ramal del río Grande cerca de Sacupana y otros caños del delta orinoquense. En el Orinoco medio en el estado Amazonas, las encontramos por encima de los raudales de Atures y Maipures en los ríos Ventuari, Sipapo, Autana, Brazo Casiquiare, y tanto más arriba aún en la época de lluvias, en el alto Orinoco, en los ríos afluentes Cunucunuma, Ocamo, Mavaca y hasta los raudales de Guajaribos, Hacia la vertiente oeste las encontramos también en los ríos Vichada y Guaviare afluentes colombianos del Orinoco respectivamente.
¿De dónde vino la tonina, cómo apareció en medio de las tierras de Suramérica, cómo evolucionó en el transcurso del tiempo, por qué es tan diferente a los otros delfines, cómo es?
Los machos llegan a medir 2,50 m y pesar 170 kg, con una coloración gris clara y rosada, mientras más viejos más claros y rosados son, de allí el nombre que se le da también de delfín rosado. Se cree que una de las razones de su coloración es la gran cantidad de cicatrices que presentan los machos, originadas en las peleas por las hembras. Otra hipótesis es por el consumo de caroteno o provitamina A, que adquieren de los crustáceos y peces de los cuales se alimentan. El caroteno es absorbido y almacenado en el tejido graso y piel, originando la coloración. También influye probablemente en la coloración la irrigación sanguínea en la piel.
Las hembras un poco más pequeñas pueden llegar a medir 2,20 m y pesar 140 kg, presentan una coloración más grisácea en la cabeza, dorso, y rosada hacia los flancos y el abdomen. Los juveniles y crías son completamente grises, los primeros más claros que los segundos, que son mucho más oscuros. La cabeza, en su parte frontal, tiene una pronunciada protuberancia denominada melón, la cual funge como antena parabólica cuando emiten y reciben las ondas acústicas, con las cuales se comunican y orientan por ecolocación en las turbias y oscuras aguas. El hocico es alargado y cilíndrico con sendas hileras de pequeños y puntiagudos dientes; sus ojos son muy pequeños, lo que ha hecho pensar a los científicos que se trataba de delfines casi ciegos, pero se demostró que ven muy bien. La aleta dorsal es alargada y escasamente desarrollada, las aletas pectorales son grandes, largas y anchas en su base, con cinco falanges óseas parecidas a las de la mano humana, el cuerpo termina con una ancha y fuerte aleta caudal. A diferencia de los delfines marinos, su cuello y cuerpo son muy flexibles, lo que les permite cazar entre la vegetación de terrenos inundados. Generalmente sus movimientos son tranquilos y pausados y no tienen la agilidad para hacer los grandes saltos de los delfines marinos, quienes son muy diferentes a estos.
El ancestro de los cetáceos, los delfines, marsopas y ballenas se originó después de la desaparición de los dinosaurios hace 50 millones de años. Era un carnívoro terrestre con pezuñas, el Pakicetus, invadió el medio acuático de los antiguos océanos y dio origen a los cetáceos, muy relacionados estos con los artiodáctilos como los hipopótamos y los cerdos. El ancestro fue desarrollando los miembros delanteros como aletas pectorales, atrofiándoseles las patas traseras para desarrollar, en cambio, una aleta caudal al final de la columna vertebral. El hocico se le fue alargando, esto les facilitó la captura de peces; las fosas nasales, el espiráculo, se ubicó dorsalmente más hacia atrás. Evolución y cambio anatómico apropiado para vivir en el agua.
La tonina posee una especializada adaptación a las aguas continentales y se diferencia mucho de otras especies de delfines, inclusive una que también convive con ella en los ríos Amazonas y Orinoco, se trata del pequeño delfín gris o tucuxi (Sotalia fluviatilis). En cambio en el Orinoco las investigaciones siguen para definir la especie de Sotalia y diferenciarla posiblemente de la tonina costera o delfín estuarino (Sotalia guianenesis), que entra del mar al delta del río.
El linaje de la tonina vino del oeste, del océano Pacífico, cuando su ancestro entró hace 15 millones de años al Amazonas, que se comunicaba en ese entonces con este océano, antes de formarse la cordillera de los Andes. La formación de las altas montañas andinas impidió posteriormente al río Amazonas seguir drenando sus aguas al Pacífico; se formó un inmenso lago continental que incluía a la Orinoquía, lo que creó las condiciones para el aislamiento y evolución de la tonina. Diez millones de años más tarde, hace cinco millones de años, el inmenso lago continental se comunicó hacia el este con el océano Atlántico, al subir también el nivel de los mares. Fue cuando entró a la Amazonía y Orinoquía la Sotalia con su cuerpo más parecido a los delfines marinos, pero con menos tiempo de adaptación a la vida fluvial que la Inia.
El Llano venezolano es geológicamente bastante joven. Se desarrolló entre el macizo Guayanés y el altiplano de los Andes. Con el tiempo estas llanuras se llenaron de sedimentos provenientes de la erosión andina y de la cordillera de La Costa, así también, de los sedimentos dejados por el mar que alguna vez las cubrió y se retiró al elevarse el norte y el oeste montañoso. A partir de entonces se experimentaron movimientos de la superficie hacia el este, lo que posteriormente creó el panorama de los planos aluviales del propio Llano.
Sus peligros y amenazas
Las alteraciones de su hábitat, ya sea por el tráfico fluvial intenso, la deforestación de los bosques en los estados Bolívar y Amazonas por la minería del oro, la destrucción de la vegetación de las sabanas inundables y la deforestación de los bosques ribereños con fines agrarios, produce una merma en la oferta de alimentos de la población piscícola y fuente principal de alimento para las toninas. La sobrepesca acaba también con la oferta alimentaria para ellas. Además, los grandes chinchorros o redes de pesca artesanales representan una grave amenaza para ellas, ya que se enmallan y mueren ahogadas. La construcción en los caños de los llanos inundables, de tapas, pequeños diques y compuertas con fines agropecuarios, impiden la libre circulación de las toninas hacia los ríos, lo que las hace quedar varadas luego en la época de sequía. Pero, sobre todo, las grandes represas hidroeléctricas que fragmentan sus hábitats, esto les impide el flujo e intercambio genético, les ocasiona problemas de endogamia o consanguinidad y la desaparición a largo plazo de esa población local aislada.
Otra amenaza es la contaminación de los ríos por aguas cloacales de las ciudades y pueblos, aguas tratadas deficientemente de la industria petrolera y metalúrgica, metales pesados como el mercurio proveniente de las actividades mineras legales e ilegales, los insecticidas y otros químicos de alta toxicidad provenientes de los fertilizantes y fumigaciones en los cultivos de arroz, maíz y algodón, sembrados en las vegas de los ríos y zonas de sabanas inundables.
De las toninas muertas accidentalmente por enmallamiento en las redes de pesca, no se desperdician sus órganos como los ojos, pene y dientes que son utilizados como fetiches, sobre todo la grasa para usos medicinales, y que son vendidos en Puerto Ayacucho en el Mercado Indígena. En el Amazonas peruano estos productos también son ofrecidos abiertamente en los mercados de la ciudad de Iquitos. Según datos de la Fundación Omacha, en algunas partes del río Amazonas se están cazando los botos para ser utilizados como carnada para la pesca del bagre zamurito (Calophysus macropterus), ellos han registrado muertes por esta causa de 1600 botos/año en Brasil. Lamentablemente en Venezuela también está aumentando en los últimos tiempos la cacería de toninas con arpones en el Orinoco medio, para después de haber sido descuartizadas, utilizar su carne como carnada para la pesca del bagre, conocido por estos lares como mapurite (Calophysus macropterus), muy cotizado en la hermana República de Colombia.
Referente a los peligros relacionados con el tráfico fluvial intenso, y el riesgo de atropellamientos de toninas por embarcaciones deportivas, sobre todo por las hélices de sus potentes motores fuera de borda. Una actividad motonáutica venezolana, el rally de velocidad “Nuestros Ríos Son Navegables”, tomó auge hace ya muchos años en los ríos con poblaciones de toninas, como son el Cojedes, Portuguesa, Apure, Cunaviche, Payara, Arauca, Meta, Capanaparo, Caroní, Parguaza, Caura y Orinoco. En este rally, participan en cada mes de agosto, en la época de lluvia, más de 120 lanchas rápidas, muchas de ellas con uno o dos motores fuera de borda de hasta de 250 HP respectivamente. No es conveniente, sobre todo en los ríos más angostos y menos profundos y afluentes del Orinoco y del Apure, permitir esta actividad deportiva y la navegación de este tipo de potentes lanchas. El riesgo y peligro que corren estos cetáceos, más otros animales también amenazados, como caimanes del Orinoco (río Capanaparo) y manatíes, de ser golpeados mortalmente, por alguna de estas lanchas que circulan a altas velocidades en los ríos llaneros, es alto.
También los crecientes peligros inminentes por poblaciones humanas, ya que en las zonas rurales existen crisis sociales y económicas que facilitan y estimulan la cacería ilegal y el tráfico de productos de la fauna silvestre incluyendo a las toninas. En el futuro también se van a intensificar los conflictos y por ende los problemas entre la pesca artesanal fluvial y las toninas, originado por el incremento de la población humana en los llanos y en el Amazonas.
A largo plazo habrá que considerar también los efectos del calentamiento global. Problemas potenciales que predicen, por medio de la simulación de datos computarizados en su publicación, el Ministerio del Ambiente y de los Recursos Naturales (MARN), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF) (2005), en los próximos 50 años podremos ver los efectos y consecuencias del calentamiento global. Las predicciones para la Amazonía y los llanos de la cuenca del río Orinoco describen que serán épocas más secas con menos pluviosidad. En otras palabras, el Llano venezolano, el colombiano y parte de los estados Amazonas y Bolívar en Venezuela, sufrirán épocas de sequía más prolongadas. Esto traerá como secuelas una disminución de agua en los cauces de los ríos, caños, lagunas y una merma de las inundaciones periódicas en los llanos inundables, este factor incidirá negativamente sobre el hábitat de las toninas y, sobre todo, en la seguridad nacional y calidad de vida de nosotros mismos.
Conservación, folklore y leyendas
La tonina no es una especie catalogada en peligro de extinción, pero si clasificada por la Unión internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y el Libro Rojo de la Fauna Venezolana,
como vulnerable, el Ministerio del Ambiente la tiene en veda
indefinida. Trabajos de investigación de May-Collado and Agnarsson
(2011), de la Universidad George Mason, USA y de la Universidad
de Puerto Rico, sugieren que hay una necesidad urgente, a nivel
mundial, de datos básicos sobre mamíferos acuáticos amenazados, y
especial interés en aquellos de agua dulce. Según esta publicación, hay
todavía para Inia geoffrensis deficiencia de datos y, por tanto, el estatus poblacional real, catalogado por la UICN, es desconocido actualmente.
Inia tiene
una ventaja poblacional y es que se encuentra ampliamente distribuida
en varios países suramericanos, en donde se cuenta todavía con vastas
zonas naturales poco intervenidas por las actividades humanas. En cambio
en Venezuela los ríos Cojedes, Portuguesa, Apure, Arauca, Caura y
Caroní son ambientes considerados como amenazados por los peligros
anteriormente descritos. Últimamente, también en el Orinoco medio, en el
tramo del río entre Puerto Ayacucho y Puerto Páez, realizan la cacería
de toninas para utilizarlas como carnada.
A pesar de los problemas y
peligros existentes y potenciales, la tonina es un animal respetado
sobre todo por el llanero venezolano. Los pescadores más viejos opinan
que las toninas son enamoradizas y hay que tenerles respeto, salen de
noche en los pueblos transformándose en esbeltos galanes a enamorar a
las bellas mujeres y si se descuidan se las llevan al río, las ahogan y
se transforman en preciosas toninas. Se sabe que muchas veces, cuando
alguna persona se está ahogando en un río, las toninas la ayudan y la
salvan empujándola hacia la orilla. En la región del río Amazonas, por
ejemplo, existe la creencia de una ciudad dentro del río llamada “El
Encanto”, los botos son los habitantes de esta ciudad sumergida en el
gran río, y salen de noche, especialmente cuando hay fiestas en los
pueblos, a robarse a las mujeres. Para los indígenas en cambio, los
botos y toninas son parte del legado histórico. Los chamanes le dan
poderes sobrenaturales y aseguran que les ayudan a curar a los enfermos.
Por estas leyendas, son consideradas animales místicos.
No se puede negar que
estas creencias y leyendas han ayudado en algo a protegerlas de la
cacería despiadada que sufren, en cambio, otros animales de los ríos,
como por ejemplo el manatí Trichechus spp., muy cotizado por su carne, lo que en Venezuela lo ha llevado al borde de la extinción.
Por: Ernesto O. Boede
FUENTE RÍO VERDE
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